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La importancia de la comida familiar

Carmen Briceño

Hace unos días fui a un restaurante y cuando nos sentaron en la mesa, me di cuenta que cada una tenía un televisor. Le pedimos a la mesonera que por favor lo apagara y ella se quedó asombrada. Estábamos todos claros que habíamos ido a pasar tiempo con la familia y no con la televisión. Lo interesante es que en la mesa al lado de la nuestra, los padres sentaron a todos sus niños en una mesa distinta, para que se quedaran callados viendo las comiquitas mientras ellos veían el juego de futbol. ¿Qué sentido tiene todo esto? Si no me creen hagan la prueba. La próxima vez que vayan a un restaurante fíjense en las mesas con atención. Serán muy pocas donde no haya un aparato electrónico de por medio. Los papás con sus hijos hablan poco, porque el teléfono habla por ellos, y hasta las parejas, los esposos y los novios están comiendo con una mano al teléfono y la otra en la pareja, o en los cubiertos. ¡Así no se debe ni se puede vivir!

En su audiencia del 11 de Noviembre, el Papa Francisco le recordó a todas las familias que deben pasar tiempo juntos en la “mesa domestica. Él nos recuerda que “saber compartir es una virtud preciosa” y que “una familia que no come casi nunca junta, o en cuya mesa no se habla, pero se ve la televisión, o el celular, es una familia poco familia”.

Es en la mesa donde se comparten no solo los alimentos sino “los afectos, los cuentos, los eventos.” Nos dice el Papa Francisco que comer en familia sin distracciones es “una experiencia fundamental” porque “la convivencia es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en la familia hay algo que no está bien, o alguna herida escondida, en la mesa se entiende enseguida.”

Lo interesante es que comer en familia no es solo una virtud Cristiana sino que tiene consecuencias prácticas en la vida de los hijos. En el año 2012 el Centro Nacional de Adicción y Abuso de Sustancias de la Universidad de Columbia en Nueva York, una de las universidades más prestigiosas del mundo, publicó un estudio donde se entrevistaron a miles de jóvenes entre las edades de 12 a 17 años en cuanto a sus hábitos de comer en familia.

Al respecto se encontró que los jóvenes que comen en familia frecuentemente (de 5 a 7 veces a la semana) cuando se los compara a aquellos que casi no comen con su familia (menos de 3 veces a la semana), son 4 veces menos propensos a fumar tabaco, 2 veces menos de tomar alcohol y de usar marihuana y casi 4 veces menos de usar drogas en el futuro.

¡Se imaginan eso! ¡Solo por comer juntos en familia casi todos los días puedes reducir el riesgo de que tus hijos usen drogas o tomen alcohol! Claro está que lo que reduce el riesgo es el tiempo compartido en familia; de nada vale estar alrededor de la mesa con los electrónicos prendidos y no conversar en familia.

Ahora a lo práctico, ¿Como podemos establecer las comidas familiares? Empiecen con la cena que es cuando la mayora de la familia esta juntos. Pídanles a los hijos que les ayuden cocinar. Escriban una lista de preguntas para la discusión familiar y pónganlo en un frasco y durante la comida van sacando las preguntas. Pueden ser preguntas como:

¿Si tuvieras tres deseos cuales serían?

¿Si pudieras tener un súper poder cual sería?

¿Si pudieras conocer a un santo quien quisieras conocer?

¿Si pudieras visitar a un lugar del mundo adonde irías?

¿Cuál es el chiste más cómico que has escuchado?

¿Que fue lo mejor que te ha pasado en esta semana? ¿Que fue lo peor que te ha pasado en esta semana?

También hablen sobre la vida. ¿Saben tus hijos como se conocieron o porqué ustedes le dieron el nombre que tienen? ¿Sabes el nombre de los mejores amigos de tus hijos o que libros están leyendo en la escuela?

Yo supongo que como padres ustedes harían lo que fuera necesario para evitar que sus hijos usen drogas, tomen alcohol o salgan embarazadas. Entonces tomen el tiempo de comer en familia de hablar y compartir alrededor de la “mesa doméstica”. Es allí, en el altar de la Iglesia Domestica, donde se ofrecen sus dolores y alegrías y donde crecen en unión y amor. Es allí donde imitamos a Jesús quien muchas veces enseñaba alrededor la mesa, y es allí donde le enseñamos a los hijos a apreciar el Banquete Eucarístico donde todos los hijos de Dios nos reunimos en la Mesa del Padre.

Briceño, quien es una Virgen Consagrada, es la asistente directora de Pastoral Juvenil en la Iglesia de Todos los Santos en Manassas.

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