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Las órdenes religiosas llevan su carisma y su testimonio a las comunidades escolares

Zoey Maraist | Redactora del Catholic Herald

La Hna. Dominica Sharon Rose Goellner de Sto. Tomas de Aquino en Woodbridge entrega a los alumnos de segundo grado su primer libro de sus propios versos publicados. Foto de cortesía

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La Hna. Kateri Rose Masters, directora de la Escuela Regional Sto. Tomas de Aquino en Woodbridge , conversando con estudiantes el pasado otoño. Foto de cortesía

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Cuando a David Nassar y a su esposa les llego el momento de elegir la escuela para sus hijos, David se puso a pensar en lo que había sido su propia educación.  Se había educado en escuelas católicas y guardaba buenos recuerdos de las religiosas que lo educaron: las Hermanas Siervas del Inmaculado Corazón de María (IHM).

Le enseñaron a hablar y escribir correctamente, infundiendo  a los alumnos un espíritu de disciplina y respeto para los demás.  Pero primero y por sobre todo adquirió la devoción a Cristo y a María su Madre.

Los tres hijos de David Nassar  son ahora alumnos de la Escuela st. James de Falls Church donde las hermanas de IHM han sido profesoras desde 1923. Tanto él como su esposa sienten que la presencia de las hermanas infundirán en sus hijos los mismos valores que David adquirió  en su infancia. “Estas cosas  como llegan realmente es por medio de la escuela”, señaló .
En la diocesis, las escuelas católicas tradicionalmente fueron fundadas y regentadas por órdenes religiosas tanto de mujeres como de hombres.  St. James fue fundada en 1906 por las hermanas de la Adoración Perpetua pero al igual que muchas otras ordenes, las circunstancias las obligaron a dejar la escuela. No hace mucho las hermanas de IHM se fueron de la escuela de St. Michael en Annandale y de la Catedral de Sto. Tomas Moro en Arlington.

Pero si bien es cierto que se fueron, su legado permanece.  La hermana Mary Sue Carwhile, directora de St. James fue educada por las hermanas de IHM en la escuela de la Catedral. Otra hermana de la comunidad era profesora de la escuela antes de entrar a la orden.  Otra mas es también ex alumna de St. James.

Consciente de que la presencia de hombres y mujeres consagrados en las escuelas católicas, ya no constituye la norma, la hermana Mary Sue esta agradecida que ella y las hermanas pueden vivir y enseñar en St. James, y también la comunidad esta agradecida. Dice la hermana que “no pasa un día sin que alguien nos de las gracias por nuestra presencia aquí . Nos sentimos muy privilegiadas de poder ejercer aquí nuestro ministerio”.

LOS FRUTOS DE LA CONTEMPLACIÓN

La primera interrelacion de Jerry Sarchet con las hermanas Dominicas de Santa Cecilia fue cuando comenzó a dar clases en la escuela secundaria Juan Paulo II el Grande en Dumfries. Ya el venia dando clase desde hacía años pero el Director le pidió que observara una de las clases impartidas por las hermanas. “Me quede atónito ante el nivel de conversación de un lado y otro. La hermana le daba vida y entusiasmo a la discusión hasta el punto que ya no parecía real. Después de la clase le dije bromeando que le iba a poner una demanda a mi estado Ohio por educación fraudulenta “.

Su experiencia con las hermanas lo llevo al convencimiento de inscribir a sus propios hijos en la Escuela Regional Sto. Tomas de Aquino en Woodbridge, también regentada por las hermanas Dominicas. Señaló el gran amor que tienen las hermanas por la verdad y por su vocación, y acogen a los niños en forma integral.  Están siempre gozosas: “no se ve nunca una cara triste entre las hermanas Dominicas” agregó Sarchet.

En parte lo que hace que una escuela regentada por religiosas sea única, es el carisma que impregna la institución.  Para las hermanas Dominicas de Sta. Cecilia ese carisma es “contemplar y dar a otros el fruto de nuestra contemplación”.

Si bien están mucho en el mundo, las hermanas pasan una gran parte de su tiempo orando y meditando sobre la Sagrada Escritura . Ese es un don que pueden dar a sus alumnos, a la facultad  y a la comunidad en general, afirma la hermana Kateri Rose Masters, directora de Sto. Tomas de Aquino . Ellas desean compartir la sabiduría de Dios y “no simple lecciones de un libro”. “Ojalá lo que transmitamos no sea solamente la verdad, sino una persona y una relación con Cristo”.

VIVIENDO EN JESUS

Los estudiantes de la Academia de la Santa Cruz (Holy Cross Academy) en Fredericksburg escriben en la parte superior de sus papeles V+J, abreviatura de la frase en francés “Vivir en Jesus”.  Esta costumbre es solo una pequeña forma de la espiritualidad Salesiana, que se incorpora en la vida diaria de la escuela.

La Academia de la Santa Cruz fue fundada en1998 por el obispo John R. Keating en conjunto con las Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales.  Las hermanas estuvieron involucradas desde la etapa de planificación aun antes de su apertura .

La directora, hermana Susan Louise Eder,  dice que “lo mas bello es que desde el principio tuvimos  la oportunidad de transmitir nuestra espiritualidad como parte importante de la escuela.  Los que están en la comunidad de la escuela  aman la filosofía de ver a Dios en los demás y colocar a Jesus en el centro de nuestras vidas”.

El espíritu de la escuela fue lo que atrajo a Amy Strickland a poner a sus tres hijos en la escuela.  Ella ademas, es profesora de tercer grado. “Como madre, amo esta escuela, y cuando empece a trabajar aquí, ya no pude ni imaginarme lo que sería trabajar en otra parte”, señaló .

La escuela les transmitió a sus hijos un espíritu de pertenencia  y les dio la oportunidad de explorar su fe. Agregó la señora Strickland que les hizo ver la vida religiosa como algo normal y accesible .  El relacionamiento con las hermanas le da a la juventud católica la oportunidad de proyectarse a si mismos en la vida consagrada .  Agregó que “es importante que mis hijos y todos los niños lo vean”, agregó .

Ya sea Salesianas, Dominicas o IHM, las hermanas confían que su presencia en las escuelas católicas  va a estimular las vocaciones, como de hecho ha sucedido  en varios casos incluyendo a la hermana Susan Louise. “Yo me eduque en una escuela regentada por nuestras hermanas, lo cual ejerce una profunda influencia en la persona” dijo la hermana.

La señora Strickland concuerda: “el carisma permea toda la vida escolar y es verdaderamente admirable ser parte de eso. Impregna totalmente la vida de una persona”.

Traducción : Julia A. Jarquin

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